viernes, 25 de julio de 2008

El conurbano: bienvenidos a América Latina

El conurbano de Buenos Aires es el grueso cinturón de pobreza y hambre que rodea los barrios más pudientes. Comienza aquí América Latina, ese vasto territorio de precariedad y desigualdades y quedan atrás las elegantes residencias de apariencia europea de Palermo o Recoleta, el colonial San Telmo poblado de turistas o las oficinas y rascacielos del Microcentro financiero. En el conurbano el asfalto desaparece a nuestros pies y la polución y la mugre lo ennegrecen todo. La educación es la única vía para salir de este submundo pero a los políticos argentinos les importa bien poco. Como prueba la suerte del colegio Felipe Boedo: 500 niños aprenden a leer y escribir junto a un enorme tanque de combustible para autobuses, que linda con una de las aulas.

La semana pasada publiqué en La Nación una pequeña información –no me dieron más espacio- sobre la desesperante situación de este colegio. Ningún medio de comunicación lo había denunciado antes aunque los padres han cortado la calle en numerosas ocasiones desde principios de año. La voz de alarma llegó a mis oídos de forma indirecta, cuando durante una manifestación de profesores por las calles del centro, con el genérico tema de “la defensa de la educación pública”, uno de ellos me imploró que fuera a su escuela para ver en qué condiciones estudian sus alumnos.

El pestilente olor a gasoil me recibe nada más entrar por la puerta principal, pero el aire se vuelve irrespirable en el aula que linda con el depósito, de la empresa de autobuses Nudo S.A. Los niños, sin embargo, soportan las emanaciones toda la mañana. No es de extrañar que muchos acaben con problemas respiratorios y dolores de cabeza. El gerente de Nudo trata de acallar las bocas de padres y alumnos con dádivas, como ordenadores que no funcionan o sillas destartaladas.

Las penurias de la escuela no acaban ahí: no tienen gas para calefacción ni para el comedor, tampoco patio del recreo al aire libre y los alumnos se hacinan en pequeñas aulas a pesar de que desde hace 20 años el gobierno de la ciudad les viene prometiendo una ampliación. La educación y la salud de estos pequeños en juego, pero mientras sigan siendo invisibles a los ojos de aquellos con poder para cambiar las cosas, el conurbano seguirá marcando la frontera de América Latina.

Aquí debajo, el vínculo a la información que apareció en La Nación:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1032096&high=educaci%F3n

jueves, 17 de julio de 2008

¿Desenlace?

Un trompetazo me despertó ayer a las 4 y media de la mañana. Era mi vecino que, desde su balcón, celebraba con una corneta futbolera la derrota de Cristina “Kirchner”. Medio país seguía por televisión a esa hora la votación en el Senado del polémico gravamen a las ganancias de los agricultores. La señora de la puerta de al lado gritaba orgásmicamente ¡sííííí, sííííí! y abajo en la calle, como en las grandes celebraciones deportivas, los conductores iniciaban un concierto de bocinazos.

El largo debate de 18 horas en la Cámara Alta argentina parecía haber salido del mejor guión de suspense de Hollywood. Cada senador debía intervenir ante el pleno y sólo entonces se esclarecía su opción a favor o en contra de la ley. Al inicio de la jornada había 4 legisladores indecisos y los periodistas especularon hasta el último momento con el resultado. Cuando Rached, uno de los senadores fluctuantes, abandonó su escaño a las 2 de la madrugada, las televisiones lo anunciaron con una alerta de última hora y enfocaron durante largos minutos su asiento vacío con sus papeles y gafas sobre el atril. Se sobreentendía que el Gobierno estaba gastando el último cartucho para convencerle; sin éxito.

Con el empate a 36, el presidente del Senado, Julio Cobos, debía deshacer el entuerto. Todos conocemos ahora su elección, pero antes de que interviniese, nadie podía saber qué pasaba por una mente que, ahí quedan las imágenes, estaba visiblemente atormentada y seguramente invocaba a la Tierra para que un agujero se abriese a sus pies y le tragase. Mareó la perdiz durante más de diez minutos, arrojando al borde del infarto a los espectadores, a sus compañeros en la Cámara y sobre todo a la presidenta, que le eligió como su mano derecha en las elecciones de octubre de 2007. Por fin, el éxtasis de la señora de la puerta de al lado, de mi vecino el trompetero y de millones de argentinos que desean que los políticos dejen de acaparar el televisor y que vuelva la programación habitual. La pregunta que se hacen todos es ¿acaba realmente así la crisis?

El voto de Cobos: "que la historia me juzgue"

miércoles, 16 de julio de 2008

Un paseo por la plaza más revuelta de Argentina (2ª parte)


Continúa el espectáculo. Ayer martes, la capital se paralizaba a las 12.00 h. con el cierre de escuelas y centros de trabajo, el corte de las avenidas principales y el desembarco de cientos de miles de argentinos de provincias. No se trataba de ningún partido de la albiceleste, por mucho que lo pareciera por los tambores, las tracas de pólvora o los hinchas, sino de las dos manifestaciones convocadas por campo y Gobierno en el conflicto político que tiene en vilo al país.

Los dos bandos se habían retado explícitamente con probar quién convocaba a más seguidores. De hecho, ambos actos transcurrían a la misma hora. Según los cálculos del diario La Nación, basados en la densidad de manifestantes por metro cuadrado, los agricultores ganaron la batalla, con el apoyo de 237.000 frente a las 103.000 personas congregadas en apoyo a los Kirchner y su proyecto de ley de retenciones (subida de impuestos al campo). Hoy miércoles es un día clave pues el Senado debe votar si ratifica la norma.

Aun a riesgo de convertir este blog en un telediario, -no es mi deseo, pues siempre defenderé la palabra escrita- creo que no tienen ningún desperdicio las imágenes que grabé del acto K, el celebrado en la plaza del Congreso con una intervención de Néstor Kirchner, ex presidente y marido de Cristina, la presi. La Nación me envió a cubrir el evento con el cometido de reflejar mi visión de éste como español, ajeno a la convulsión argentina. Podéis pinchar en el vínculo para leerla:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1030634

Y Lidia Maseres, quien como yo, proviene del Master de El País, escribió sobre el acto del campo:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1030636

domingo, 13 de julio de 2008

Un paseo por la plaza más revuelta de Argentina (1a parte)

Argentina pasa por un momento convulso. Manifestaciones, cargas policiales, propaganda y fanatismo político se suceden desde que llegué hace dos semanas. Para un extranjero que quiere exprimir al máximo su visita, no hay mayor fortuna que ésta, pues resulta muy instructivo y a la vez entretenido ser testigo de momentos decisivos en la historia de un país.

Los argentinos, sin embargo, desean que la normalidad vuelva cuanto antes y el desánimo y la indignación cunden conforme se alarga la crisis política y económica que comenzó en marzo, cuando el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner subió los impuestos a los agricultores. La principal fuente de riqueza no es otra que el campo y el Gobierno promete reinvertir lo recaudado en escuelas y hospitales. El sector rural alega que el impuesto es confiscatorio y que más allá de unos pocos terratenientes, los pequeños y medianos productores no podrán afrontar los gastos que exige una finca.

La plaza del Congreso, en Buenos Aires, se ha convertido desde hace unas semanas en el escenario de esta tragicomedia nacional. Partidarios y detractores de la presidenta han instalado sendos campamentos, que están separados sólo por unos metros. Quieren hacerse oír, pero también presionar a los legisladores –Congreso y Senado se alzan en ese lugar- que en estos días deciden si convalidar o no el impuesto al campo. Hasta el momento no hay que lamentar grandes altercados, pero el próximo martes dos manifestaciones de signo contrario recorrerán al mismo tiempo las calles de la ciudad. Para que os hagáis una idea del ambiente que se respira en estos momentos en Argentina, el sábado 12 de julio grabé el siguiente reportaje en la plaza del Congreso.

lunes, 7 de julio de 2008

De cómo acabé el primer día en la boca del lobo

Nada más llegar a Argentina casi me desvalijan. Muchos pensarán que hay que ser idiota para verse en la situación que yo me encontré y que en seguida paso a relatar. Les ruego sean comprensivos con mi falta de conocimiento del país. Mi historia servirá, de paso, para indagar un poquitín en el alma argentina.
Deambulo por las calles peatonales del Microcentro, abarrotadas a mediodía. Como a todo recién llegado, me embelesan los detalles y, por eso, me detengo a recoger el papel que me entrega en mano un chaval. Es el flyer de un local de copas. Al ver que me paro a leerlo, aprovecha para arrojar su caudalosa verborrea comercial sobre mi perpleja e indefensa persona. En cuanto la primera palabra sale de mi boca se da cuenta de que soy español. La cagué. Es entonces cuando redobla su ofensiva. “Mirá vos, si querés podés tener una consumición gratis en el bolishe. Sólo tenés que acompañarme a que te selle” me intenta convencer, señalando un recuadro en blanco del flyer.

Pienso que cobra por comisión, que no tengo prisa y que con el sellito le ayudaré a cobrar unos pesos más. Así que le sigo unos metros a la puerta del local, en el epicentro comercial de la ciudad, entre escaparates de moda y establecimientos de comida rápida. Me agarra del brazo y me introduce en la penumbra. Nos recibe la voz juvenil de una chica argentina. Está tan oscuro que no se le ve la cara. El relaciones públicas dice que va a la barra a estampar el sello y me encomienda a Susana durante unos segundos.

-Ahí mi amor, ¿cómo te llamás? ¿Fernando?, ¿eres español? , pero vení acá, sentate conmigo- se presenta ella, con extrema cercanía y manoseos.

-Mira, tengo mucha prisa. Me tengo que ir Susana. Yo entiendo que tú tienes que hacer tu trabajo, pero yo no soy cliente de este tipo de sitios.-Me acuerdo ahora del relaciones públicas y de su familia al completo. Nunca me dijo que el boliche (discoteca o pub en Argentina) fuese un lupanar. Además, la foto del flyer mostraba un recatado bar de copas.

-Mi amor. Esperá acá. Mi compañero sólo va a sellar el papelito y vos podés marshar.

Otra chica emerge de la oscuridad. Dos contra uno. Me sientan a la fuerza.

-Mirá, te presento a Marianela. Esha ha sido chica Tinelli (un programa de telebasura). Es refamosa. ¿Nunca la has visto en la televisión?, ¿Que no?, ¿Cómo es eso?, ¿Que en España no ven la tele argentina?

Entre tanto Susana no para de llamar con palmas al camarero: ¡Mosso! (Así los llaman aquí). Yo pienso que a quien convoca es al chico que tiene que traer el flyer pero para mi espanto se trata de un gorila obeso con forma de luchador de sumo que transporta en alto una bandeja con tres copas. ¡Ay, mi madre! Susana casi me hace ingerir el cubata como si fuera un biberón. Yo obviamente no permito que ese líquido en el que a saber qué droga han disuelto traspase mis labios. Me incorporo y le pido de la manera más amable posible al paquidermo que se aparte del camino para dejarme salir.

-Antes debes pagarme. Vos estuviste con mis chicas y tomaste una copa.

-Por favor déjame salir que tengo cosas que hacer. No te voy a pagar por una copa que no he bebido y por unas chicas a las que no he tocado. -le reto y me pregunto si actúo con sensatez o se trata de una temeridad. Los nervios me carcomen y el insoportable sonsonete de las dos prostitutas no me deja pensar: “Fernando mi amor tené que pagar lo que debés”. Me figuro que el pago por mi rescate ascenderá a cifras exorbitantes y en un segundo de lucidez diseño mi escapatoria. Hago ademán de sacar mi cartera del bolsillo para confundir al simio que guarda la caverna y le planto un manotazo en la cara. Me pone la zancadilla y la evito saltando hacia la puerta, que afortunadamente es giratoria y cede con mi peso. La suerte está conmigo, pues mi plan tenía un punto débil: No recordaba si había un portero en la entrada de aquel antro. Aliviado, compruebo que mis secuestradores son más chapuceros de lo que llegué a pensar. Recupero la luz del día y me escabullo entre el gentío. ´

Así fue mi recibimiento en este país. Por cierto no soy el primero al que se la intentan jugar. Un chaval catalán me contó que le hicieron la misma treta, pero acabó pagando 10 euros (todo un dinero para un país como Argentina). Paula, una de las redactoras de La Nación, me ha puesto sobre aviso con respecto a la picaresca del lugar: “Si un argentino tiene que seguir siete pasos para cumplir una tarea, hará todo lo posible por hacerla en uno o en dos a lo sumo. Pero, ojo, ¡no todos somos así!”.

Un español en la redacción de un periódico argentino


¡Saludos desde Buenos Aires! En los próximos dos meses seré periodista en Argentina, una experiencia que no podía no contar en la web después de hacer lo propio con mis peripecias por Oriente Próximo. Desde el martes 2 de julio trabajo para el diario La Nación, el segundo más leído del país. Muchos os estaréis preguntando cómo demonios llega este “pibe” español a un periódico argentino. Pues bien, se trata del período de prácticas en medios de comunicación que exige el máster del diario El País. Cierto, no me puedo quejar de mi destino. Argentina es un país fascinante por su fuerte personalidad, sus comidas, sus paisajes, su fútbol, sus problemas con la economía, la política, los matrimonios instalados en el poder... A veces su gente me resulta muy parecida a los españoles, otras, originales e inigualables. Espero reflejar en Periodista en Argentina 2008 un poquito de lo que vea por acá y de lo que me vaya ocurriendo, a mí y a este fascinante país, que seguro será muy interesante.